domingo, 28 de agosto de 2016

EL FUTURO DE LAS CIUDADES Y CENTROS HISTORICOS Perspectivas de futuro y algunas consideraciones sobre el desarrollo y la gestión de las ciudades/centros históricos Sylvio Mutal La conservación de muchas ciudades históricas a través del tiempo se debe en gran parte a la casualidad hasta que, más recientemente, se han ido introduciendo programas de preservación y desarrollo. En el futuro, sin embargo, la conservación de estas ciudades será el resultado de una voluntad deliberada de conservarlas, especialmente en el caso de los centros históricos de las grandes áreas metropolitanas. En los albores de este nuevo siglo, los habitantes de América Latina como sus dirigentes están llamados a ser dueños de las decisiones, junto con los profesionales, para velar por el desarrollo sostenible y la conservación de sus ciudades en general y de sus centros históricos en panicular. A mi modo de ver, en el futuro más inmediato, el enfoque para estas decisiones deberá ser bastante pragmático. La rehabilitación de las ciudades históricas permite dar al entorno urbano una dimensión más humana y habitable, por lo que cualquier intervención en este medio no debe limitarse a remozar en mayor o menor profundidad, sino que debe extenderse a una mejora gradual de los aspectos humanos, económicos culturales de acuerdo a su pertinencia técnica. Así pues, de ahora en adelante la ciudad histórica ya no podrá ser considerada como un escaparate urbano para estructuras arquitectónicas del pasado. Las nuevas formas. La arquitectura moderna, pueden integrarse en ellas perfectamente en forma de nuevos edificios inscritos en marcos antiguos, del mismo modo que las renovaciones parciales con base en nuevos elementos. Lo antiguo y lo nuevo formarán así una nueva composición armoniosa de arquitecturas complementarias, revitalizando el patrimonio cultural. Debemos evitar que el patrimonio arquitectónico existente asfixie nuestro futuro. Desde luego, la preservación de un buen edificio es preferible a su demolición y sustitución por lo mediocre. Dar nuevos usos a antiguos edificios mediante la introducción de nuevas formas y diseños arquitectónicos, y siempre y cuando esos nuevos usos se adapten al espacio físico, puede constituir un elemento capital para el futuro de las ciudades históricas. La preservación de un edificio no debería hacerse al precio de reprimir la innovación, sino que este tipo de intervenciones puede infundir un nuevo aliento al patrimonio arquitectónico. En el futuro no caben las ciudades-museo. Del mismo modo, en adelante se deberá optar por mantener a los residentes del centro en su entorno, objetivo básico para toda planificación social que pretenda ser sostenible a medio y largo plazo. Esto significa que toda política de vivienda que pretenda fomentar la elección del centro como lugar de residencia debe estar apoyada por medidas que mejoren la calidad del aire, la seguridad en las calles, el acceso a la educación y la movilidad dentro de la ciudad, junto con acciones de conservación del patrimonio edificado. La vivienda debería ser considerada como un factor clave en la regeneración urbana, junto con la mejora de las condiciones de la actividad económica. En lo que respecta a la vivienda de iniciativa pública, deberían ser cooperativas de vivienda auto gestionadas las que se encargaran de su construcción, coordinadas por las autoridades locales, y financiadas con capital público y privado. Es necesario igualmente todo este proceso de incremento en cantidad y calidad del patrimonio urbano destinado a vivienda.