miércoles, 31 de agosto de 2011

historias magicasCAPITULO 5

CAPITULO 5

- Este huevón de nuevo paró de contar, y volvió a meterse al baño- mientras tanto que lo esperaba, miré alrededor y me dí cuenta que la vieja sala que sirve como comedor del salón ya estaba casi vacía, solo se encontraba la hija del Hombre que me miraba coquetamente mientras iba doblando unas pequeñas servilletas de papel , y a la que le devolví el gesto con un beso bien solapa, porque si me descubre su padre no la cuento, el que si me vio fue Kerimo que regresaba del baño, y que me contó que un día se la habia tirado en sanpedro y que la alucinó pensando misma Chelita, aquella la de la teve con Roncayulo.

Ya huevón déjame de contarme cojudeces -le contesté- ya que a estas alturas del partido estaba un poco zampado y quería que terminara de contar la historia de la gringa loca que aullaba, y no le encontraba aún relación con la Isla de Pascua, los orejones y los caníbales, y se me había hecho todo un chanchullo.

- Bueno, como te seguía contando, - continuó al fin- felizmente la que lo descubrió fue la Moko, abogando para que no se lo comieran. Sabía que este era un hombre bueno, y que había sido el único que no la había visto con ojos de deseo como los otros de piel cruda y sobre todo, había sido amigo del que se enamoró de ella, Kalai, al cual la obligaron a comerlo todavía humeando. Este hombre que se salvó y que se llamaba Ororoina fue sacado a rastras de su escondrijo mientras que horrorizado gritaba orro, orro, orro, palabras que nadie de la tribu entendía, y que no sabían que se refería al oro que tenía escondido en la fortaleza quemada.

- Felizmente se le perdonó la vida y fue llevado a rastras hasta el otro lado de la isla, donde fué colgado de un palo así como se cuelgan a los chivos para que no se escapara.

Descansaron toda una noche y luego de mucho caminar llegaron a un lugar donde se encontraba una gran pirámide escalonada con la parte superior plana como las de los Mochicas, Ororoina se sorprendió al ver una pirámide tan parecida como las que se construían al otro lado del mar. En lo alto de la pirámide que ellos llamaban Toatoa se encontraba un hombre casi calato ataviado de plumas, y que lo llamaban Pipi Orero, a su lado se encontraba una mujer blanca con el pelo rubio, estaba desnuda y toda pintada con sangre.
Ella había sido secuestrada días antes de la rebelión, para ser entregada a su jefe para su disfrute y luego se la coman. Las orejas largas la daban por muerta. Se llamaba Pea, pero cuando estuvieron a punto de comérsela, el brujo que era su consejero, los detuvo y le advirtió a Pipi Orero que no lo hagan por que en la luna pasada soñó que al otro lado del mar donde sale el sol, por donde habían venido los Orejas Largas, los orejas cortas que los habían obligado a escapar habían quedaron en desgracia y el mundo se los habían devorado.
Así que unieron a la Pea con Ororoina en una ceremonia junto al Apu de Rano Raraku, donde ofrecieron un pago a la tierra, que fueron las piernas de un hombre oreja corta que descubrieron adorando a un gigante de piedra y como castigo se las cortaron. Cavaron un gran hoyo en la tierra, partieron las piernas en pedazos grandes y las colocaron junto a piedras volcánicas calientes que luego taparon con tierra, - como la pachamanca que nosotros hacemos- diciendo esto se metió mas cancha al boca y yo aprovech´´e para tomar un largo trago.

Comenzaron a gritar - continuó- y a saltar alrededor del pago a la tierra como chiflados, luego de un rato -y todavia tripeados con tanto alucinogeno de san pedro, que habian rescatado de los orejones-, cuando el sol se ocultaba sacaron unas hojas de encima, poco a poco fueron retirando las piedras hasta que aparecieron los trozos de piernas, que se las tuvieron que comer al igual que los sus captores, luego de esto les dijeron que se vayan juntos y tengan mas orejas largas, para lo cual les dieron una cueva para que vivieran juntos y un poco de cactus para la noche.

Con el tiempo fueron conviviendo con ellos y poco a poco fueron estrechando sus vínculos, tanto que Ororoina se hizo amigo del jefe brujo Pipi Orero, con el que iba siempre a una playa cercana donde le enseñaba el arte de la pesca. Como para pescar Ororoira necesitaba una lanza, le enseñó el arte de hacer armas y herramientas, igual que los otros orejas cortas que habían sobrevivido de la guerra con ellos y que no habian dejado la isla. También les enseñaron a cultivar, así como fabricar objetos de cerámica para contener el agua de lluvia y guardar alimentos.

Un día Pea mientras caminaba lejos de su cueva, es atacada por un oreja corta con intenciones de comérsela...

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